En Ecología -entendiendo ésta como la ciencia que estudia los ecosistemas y sus interrelaciones- se han definido cuatro principios o premisas básicas que debemos tener en cuenta a la hora de pensar ecológicamente la acción humana.
Todo está relacionado con todo lo demás. La Tierra, la biosfera completa, es una compleja y nutrida red de interrelaciones entre seres vivos individuales, comunidades y ecosistemas. Lo que suceda a uno, afecta al modo del "efecto dominó" al resto de los elementos de la biosfera
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Todas las cosas han de ir a parar a alguna parte. El ciclo de la materia y el ciclo de la energía que la biosfera desarrolla para autoproducirse, son ciclos diferenciados que debemos conocer para adaptarnos a sus características, ventajas y limitaciones.
La naturaleza es la más sabia. Esto no quiere decir que la naturaleza sea un modelo moral a imitar por los humanos. Más bien, la naturaleza es sabia en tantosu funcionamiento se ha optimizado a lo largo de millones de años y a través de una serie de procesos de mejoramiento. La evolución ha generado organismos y ecosistemas resistentes que pueden adaptarse unos a otros, en una interrelación que siempre replica la existencia y la vida. Para todos los efectos prácticos y en muchos ámbitos, es básicamente imposible diseñar en un tiempo breve algo que funcione tan bien como lo que ha sido creado a través de una larga evolución
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En todos los procesos dentro de la biosfera, al final tendremos un déficit en términos de materia y energía. Considerando que en la relación hombre-naturaleza los cambios son irreversibles, y que la biosfera se transforma en la tecnosfera humana, toda la energía que se consume para producir la tecnosfera y satisfacer las necesidades humanas es energía perdida, que nunca más se puede utilizar para reproducir el sistema. Materia v/s energía son necesarias y escasas para el hombre
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SELLOS ECOLOGICOS
¿Cómo podemos reconocer un producto ecológico?
Cuando decidimos adquirir productos ecológicos por primera vez, nos preguntamos cómo podemos saber que el producto que hemos decidido comprar es un producto ecológico.
La solución que se ha encontrado para garantizar la procedencia ecológica de los productos es la utilización de los llamados sellos de acreditación ecológica. En cada producto podemos encontrar uno o varios sellos. Los sellos son logotipos que certifican según normas establecidas por comunidades, países o regiones. Normalmente las certificaciones cuentan con: el nombre de la certificación, el código de la autoridad que la da y la leyenda “Agricultura Ecológica”.
En términos prácticos y para aclarar la posible confusión debido a la variedad de sellos existentes, cuando compramos un producto ecológico español siempre lo reconoceremos porque tiene un sello de su consejo Regulador, especificando la comunidad de la que procede.
Sólo cuando el productor y el fabricante de subproductos cumplen con las disposiciones del “Reglamento Ecológico Europeo” y además cumplen con los controles de inspección sobre el estado ecológico de los productos, éstos pueden ser marcados y vendidos con el sello orgánico de la Unión Europea (UE).
El cumplimiento de los requerimientos para todos los productos ecológicos en la UE es supervisado a través de centros de referencia para la certificación por cada Estado. Es decir que el sello orgánico indica los productos que cumplen al menos con los requisitos de la UE en cuanto a la regulación ecológica. Adicionalmente, existen sellos de certificación de carácter privado, los cuales tienen unos requisitos más estrictos. Así, por ejemplo los productos, que son marcados con un sello orgánico privado deben proceder 100% de la agricultura orgánica y en la producción animal al menos el 50% de los alimentos para el ganado deben provenir del mismo establecimiento de producción. Todos los aspectos técnicos relacionados con el manejo del producto, deben ser igualmente de carácter orgánico.
En España el órgano que tiene las competencias es el CRAE, Comisión Reguladora de Agricultura Ecológica, adscrita al MAPA (Ministerio de Agricultura, Pesca y Alimentación). Su función es asesorar, ser foro de encuentro del sector entre consumidores, la administración central y las Comunidades Autónomas.
Estas cuatro leyes de la ecología determinan una realidad básica desde las que el hombre debe re-plantearse la ciencia, la técnica, la economía, la política; en resumidas cuentas: replantearse su acción en el mundo para vivir de una manera ecológica, social, económica y políticamente sostenible.
En general se define como “alimentos ecológicos”, también llamados orgánicos, biológicos o simplemente bio, a aquellos que se obtienen sin la utilización de productos químicos, respetando el medio ambiente e idealmente de forma holística.
¿Cómo podemos reconocer un producto ecológico?
Cuando decidimos adquirir productos ecológicos por primera vez, nos preguntamos cómo podemos saber que el producto que hemos decidido comprar es un producto ecológico.
La solución que se ha encontrado para garantizar la procedencia ecológica de los productos es la utilización de los llamados sellos de acreditación ecológica. En cada producto podemos encontrar uno o varios sellos. Los sellos son logotipos que certifican según normas establecidas por comunidades, países o regiones. Normalmente las certificaciones cuentan con: el nombre de la certificación, el código de la autoridad que la da y la leyenda “Agricultura Ecológica”.
En términos prácticos y para aclarar la posible confusión debido a la variedad de sellos existentes, cuando compramos un producto ecológico español siempre lo reconoceremos porque tiene un sello de su consejo Regulador, especificando la comunidad de la que procede.
Sólo cuando el productor y el fabricante de subproductos cumplen con las disposiciones del “Reglamento Ecológico Europeo” y además cumplen con los controles de inspección sobre el estado ecológico de los productos, éstos pueden ser marcados y vendidos con el sello orgánico de la Unión Europea (UE).
El cumplimiento de los requerimientos para todos los productos ecológicos en la UE es supervisado a través de centros de referencia para la certificación por cada Estado. Es decir que el sello orgánico indica los productos que cumplen al menos con los requisitos de la UE en cuanto a la regulación ecológica. Adicionalmente, existen sellos de certificación de carácter privado, los cuales tienen unos requisitos más estrictos. Así, por ejemplo los productos, que son marcados con un sello orgánico privado deben proceder 100% de la agricultura orgánica y en la producción animal al menos el 50% de los alimentos para el ganado deben provenir del mismo establecimiento de producción. Todos los aspectos técnicos relacionados con el manejo del producto, deben ser igualmente de carácter orgánico.
Toda la producción ecológica está regulada mediante normativas. En la UE el reglamento básico se actualizó en el año 2007, después se actualizaron los reglamentos de aplicación. En Europa, la legislación sobre clasificación de alimentos que cumplen con la normativa ecológica incluye y protege los términos “eco”, “ecológico”, “org”, “orgánico”, “bio” y “biológico”. Para garantizar el cumplimiento de la estricta normativa europea en materia de producción ecológica agraria y ganadera, existen diferentes entidades de certificación autorizadas e independientes que realizan controles adicionales. Estos análisis y controles se realizan periódicamente a lo largo del año, garantizando al consumidor que está comprando productos libres de cualquier componente químico y pesticidas y proporcionando un sello o aval de calidad biológica.
Estos avales ofrecen garantías de transparencia frente al consumidor, calidad y cumplimiento de normas establecidas para la producción ecológica (en Europa, en el Reglamento Europeo 834/2007).
También aseguran el uso restringido de plaguicidas químicos, la ausencia de organismos genéticamente modificados y un uso responsable de los recursos naturales.
Estos avales ofrecen garantías de transparencia frente al consumidor, calidad y cumplimiento de normas establecidas para la producción ecológica (en Europa, en el Reglamento Europeo 834/2007).
También aseguran el uso restringido de plaguicidas químicos, la ausencia de organismos genéticamente modificados y un uso responsable de los recursos naturales.
La legislación que regula la producción ecológica en Europa es el Reglamento C.E.E. 2092/91.
Esta norma abarca la producción, la transformación y la comercialización de los productos ecológicos.
En España el órgano que tiene las competencias es el CRAE, Comisión Reguladora de Agricultura Ecológica, adscrita al MAPA (Ministerio de Agricultura, Pesca y Alimentación). Su función es asesorar, ser foro de encuentro del sector entre consumidores, la administración central y las Comunidades Autónomas.
Las competencias en cuanto al control del mercado han sido transferidas a las Comunidades Autónomas. Cada Comunidad Autónoma tiene su Consejo o Comité Regulador, que depende de su Consejería o Departamento de Agricultura. Es decir, las Comunidades Autónomas tienen las competencias de control directo y último sobre la producción y certificación ecológicas. El Consejo Regulador de cada comunidad es el que somete a inspecciones a las empresas y toma las muestras de cada fase del producto. Finalmente es el que otorga un sello de producto ecológico, en caso de cumplirse todos los requisitos, que es la única garantía oficial de que el producto procede de una finca o industria sometida a los controles e inspecciones dictados por la Comunidad Europea.